viernes, 26 de marzo de 2010

Primavera

Los rayos solares te mecen con ternura, mientras las flores desprenden perfumes embriagadores que te rodean y envuelven, que ablandan tu joven y maltrecho corazón, que lo animan, lo enamoran, lo enloquecen…

El músculo se viste de rojo pasión, sonríe feliz al sentir la calidez de toda la Naturaleza a su alrededor, y va descubriendo poco a poco las maravillas de la vida, los pétalos se abren y dejan que la luz diurna se deslice majestuosamente sobre ellos, y el corazón lo imita, se abre al mundo y deja que el amor entre en él.

Tal como las flores crecen y crecen bajo el cielo despejado, aquel músculo que bombea se alimenta de las nuevas sensaciones que va conociendo y comete el error de cerrar sus ojos y dejar que aquella experiencia le guíe ciegamente.

Y el amor comienza a jugar con el corazón inocente.

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